miércoles, 17 de julio de 2013

Vivir, morir

Ante situaciones que se te presentan, muchas veces no sabes cómo reaccionar. Saber qué es lo mejor para ti pero a la vez también qué es mejor para los demás. Encontrarte tras una realidad en la que ves cómo tus días pasan sin que ocurra nada. Haces siempre lo mismo, los mismos gestos, las mismas palabras de todos los días. Esperas a que algo te suceda, algo que cambie tu rutina y que se adapte a tu nueva realidad. Fantasmas del pasado que recorren tu mente, pasando por tus ojos y terminando en tu corazón. Fantasmas que vuelven para hacerte recordar todo el pasado, todo lo que aprendiste y recordándote que aún te queda por vivir nuevas experiencias. Muchas veces si dejar que ese coraje interno siga viviendo en ti o matarla para no tener que recordar más.

     Experiencias vividas y experiencias del presente que hacen que no tengas más remedio que adaptarte a ellas. Llega un momento en el que te encuentras ante una situación pasiva, en la que ya no actúas, en la que ya no das más por tu parte. Tan sólo recibes y acatas órdenes para así hacer que los demás sean felices y poder continuar con esos días de pasividad y pasotismo. No quieres que tu verdadero ego reluzca y salga para así poder afrontarlos, te sientes débil ante las nuevas situaciones y tan sólo aceptas todo lo que rodea a tu vida. Te sientes aferrado a una realidad que te ahoga y que te consume poco a poco. Lo tienes todo ante ti, pero al no darte cuenta, te hallas quieto sin poder moverte. Tu mente no reacciona, te frustras porque tu cuerpo no te hace caso. Intentas despertar de un sueño, desvanecer tus pensamientos ante situaciones que, por mucho que lo intentes, no llegas a adaptarte. Intentas tocar lo que te viene, pero tus manos no se mueven. Tus piernas no caminan y no hacen que tu cuerpo de un paso hacia adelante. 

     Frustración de no saber cómo moverte, de no saber cómo enviar la información hacia tus extremidades. Frustración interna en la que tu única meta es que dicho sueño acabe, y una vez finalizado será cuando podrás reaccionar, ir hacia adelante y decidir si acabar con esos fantasmas o dejarlos vivir.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

domingo, 23 de junio de 2013

¿Y si todo fuese diferente?

¿Qué ocurriría si nuestras vidas fueran totalmente diferentes a las que ahora mismo tenemos? Ahora mismo no me encontraría entre la espada y la pared, ahogado intentando sobrevivir a situaciones complicadas. Si todo fuese diferente la Luna representaría el día y el Sol la noche. El atardecer sería de madrugada y la madrugada sería el atardecer. El color de la Luna sería amarillo y el del Sol blanco. En vez de ir indagando en busca de nuestro bienestar, dicha tranquilidad vendría sin ningún problema. 

     Si todo fuese diferente, ahora mismo podría estar mirando unos ojos que irradian orgullo, unos ojos brillantes que harían que no parase de observarlos, intentando descifrar lo que se esconde en ellos. En ese momento recorrería todo su rostro terminando en sus labios entrecortados por una felicidad. Poder rozar mis dedos sobre sus brazos y sobre su cabello, mientras voy observando cómo, poco a poco, se va relajando y sintiendo más libre de ataduras y de presiones.

     Si todo fuese diferente, ahora mismo estaría tumbado sobre un césped oliendo la hierba mojada mientras los rayos del Sol se reflactan sobre mi rostro sintiendo su calor. La distancia sería algo pasajero y el trabajo algo secundario. Si todo fuese diferente, ¿se esbozaría realmente una sonrisa verdadera en mi rostro?

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

miércoles, 19 de junio de 2013

Tonterías por amor

Te encuentras ante una gran multitud de personas que acabas de conocer. Te sientes desconcertado, pero a la vez alegre porque estás pasando un buen rato entre copas y charlas amigables. Vas aprendiendo conocimientos, pensamientos y filosofías distintas entre dicha gente. Te adentras dentro de una multitud superior y comienzas a divertirte. Cuando ya es de madrugada, decides volver a casa.

     Es en ese momento cuando esa persona te para y te dice: "Haz algo por mí". Le miras desconcertado sin saber qué es lo que te va a pedir que hagas. Un cúmulo de pensamientos comienzan a indagar en tu mente, imaginándote cualquier cosa excepto la que en unos segundos vas a escuchar. Te paras y miras a sus ojos preguntándole que qué es lo que quiere. En cuanto menos te lo esperas, te ves subido a una máquina en la que sabes que lo vas a pasar mal. El vértigo te va a poder y tan sólo deseas que todo el recorrido acabe para poder retomar tierra firme. Te hallas sentado, intentando respirar profundamente para aliviar esos nervios que se encuentran en tu estómago y que te hace tener miedo. 

     De repente una calor externa sientes en tu mano derecha. Ahí es cuando miras y te das cuenta que esa persona te da la mano y te dice: "Todo irá bien. Estoy aquí. Te quiero". Piensas en que ha de llevar razón, de que estará ahí y de que lo que haces, por muy tontería que sea, lo haces por ella. La máquina comienza a moverse, vas escuchando gritos de emoción por todos los lados mientras tú cierras los ojos y deseas que todo acabe. Un cierto elevo sientes en tu cuerpo y te das cuenta de que estás visualizando toda una ciudad cargada de luces haciendo un recorrido uniforme. Emoción, vértigo, miedo a que todo se estropee. Tras tres minutos de luchar en contra de la gravedad en donde un mareo comienza a salir, ves que vas girando por tí mismo mientras que a su vez bajas y subes a una velocidad vertiginosa. 

     Todo termina. Pisas tierra firme. Sabes que nunca más harás tal cosa debido a tu temor y a tus emociones. Te bajas y es en ese momento cuando la miras y te dice: "Te quiero". Ahí sabes que, por muy tontería que sea, lo has hecho por amor.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

domingo, 16 de junio de 2013

Giro de 360 grados

Haciendo balance de todo lo experimentado en estos últimos años, me doy cuenta de cómo cambia una persona, de cómo intenta solucionar los problemas existentes y de cómo piensas en un futuro en el que acabará siendo totalmente lo contrario. Desde chico mi ilusión siempre fue despedirme de mi tierra natal para irme a una ciudad más grande a estudiar mi carrera. Una vez conseguido, mi siguiente meta era terminarla para así poder completar mi formación de postgrado. De nuevo, lo conseguí. Pero fue en ese mismo instante cuando mi vida y mis pensamientos se tornaron a una realidad totalmente diferente. 

     Siempre quise realizar mi tesis, terminarla, doctorarme y poder seguir adelante. Pero todo eso concluyó. Volví a estudiar, pero debido a la realidad, tienes que girar todo lo cosechado para poder continuar. ¿Inmadurez? ¿Madurez? No lo se con certeza. Hace años tenía las cosas claras sobre mi futuro, y a día de hoy ese futuro se encuentra difuso. Sin un camino firme y con ningún sentido. ¿Dónde me encontraré? ¿Qué haré? ¿Será lo que de verdad quiero? Son preguntas que día tras día rondan en mi mente. Preguntas sin respuestas que por mucho que me ayuden, no existe contestación alguna. Antes me era mucho más fácil, tenía un apoyo, un hombro donde fiarme. Ahora es cuando he de apoyarme en mí mismo. 

     Te frustras sabiendo que lo que ahora mismo estás haciendo no te gusta. ¿Existe la posibilidad de un cambio? ¿Piensas que ese cambio sería positivo? ¿Cuánto tiempo ha de pasar para sentir estabilidad y tranquilidad en mi vida? Preguntas que me hacen reflexionar y que no me dejan descansar tranquilamente. Me levanto todas las noches sobresaltado, con los ojos llenos de lágrimas intentando gritar al mundo que pare, que cese dicha frustración y deseando que todo vuelva a su normalidad. Normalidad que a día de hoy desconozco. Un término incoloro en mi realidad. No veo dicha meta, no veo el momento en el que pueda estar tranquilo, haciendo lo que realmente quiero y teniendo lo que deseo. 

     Lo único que se es que todavía me quedan más noches de sobresaltos, lágrimas y gritos. Noches de frustración que espero, con el tiempo, cese para poder sentirme como quiero y, por consiguiente, conseguir que una sonrisa verdadera se refleje en mi rostro durante el resto de mis días.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

miércoles, 12 de junio de 2013

Ignorancia plena

"Ojos que no ven, corazón que no siente" siempre ha sido un dicho que ha ido intercalándose en mi día a día. Muchas veces es mejor no conocer la verdad, se es mejor siendo ignorante que intentando ser el más listo y el que lo sabe todo sobre todo. En estos momentos es cuando aplico dicha ideología. Proceso de no saber, de ser ignorante, de no importarme lo que ocurra en un alrededor positivo o negativo. Un proceso de despreocupación y engaño que es preferible que sea reluciente antes que saber qué es lo que ocurre. Proceso en el que uno prefiere seguir "a lo suyo", sin mirar alrededor, sin importarle lo que le digan o lo que le esté ocurriendo. 

     Ego inconsciente que renace durante este tiempo. Ego que hace sentir a aquella persona viva y con ilusión. Ego en el que tarde o temprano tendrá que desaparecer de nuevo, pero que a día de hoy, ego sigue y ego seguirá. A partir de ahora ya no importa lo que le importa, lo que le gusta, lo que le molesta ver o no ver. No sabes nada, no sabes sus pasos y sus pensamientos. Esa ignorancia es la que te hace renacer, esa ignorancia es la que te hace seguir adelante, no importándote lo que le pueda ocurrir o lo que le está pasando. 

     Sé que tarde o temprano todo ello desaparecerá, pero es mejor disfrutar el momento antes que pensar en lo que podrá ocurrir. Seguir sembrando semillas para ver los frutos maduros en su debido momento. Tener paciencia, pero sobre todo, seguir siendo como soy sin tener que modificar ni un pequeño porcentaje de mi personalidad. Ignorancia plena es la que ahora arraigo, ignorancia que me hace vivir e ignorancia que me hace no importar lo que te ocurra.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

lunes, 10 de junio de 2013

Es mejor así

Días de reflexión, días de descanso tras meses de desespero. Y, aunque parezca que no, poco a poco se va viendo una luz al final del túnel. Una luz que determina lo que ocurrirá. Es mejor así. Es mejor no saber, es mejor callar y es mejor no ver. Dejarnos un tiempo de recapacitar sobre nosotros, individualmente, como dos personas sin terceros, como dos personas con ámbitos distintos. Un tiempo en el que sabremos que ha sido provechoso, sin confusiones, sin desesperaciones y sin preocupaciones. Un mundo lleno de nuevos momentos para cada uno, y aún así, esos nuevos momentos no los compartiremos juntos. 

     Tú no entrabas en mis planes, yo tampoco en los tuyos. Es mejor seguir así. No dejaré de conocer, de tener ambiciones, de superarme a mí mismo cada día que pase. En estos planes seré tan solo yo. En tus planes serás solamente tú. Nunca se sabe lo que el destino nos aguarda, nunca se sabe si volveremos a decirnos un simple "hola", o si directamente no nos volveremos a ver. Compartimos una vida que ahora mismo no son compatibles. Vidas que no se ha sabido aprovechar y que a partir de ahora se sabrá como actuar. Tan sólo deseo que el destino me guarde sorpresas que me hagan ver que realmente soy una persona con afán de superación, persona que vale la pena y persona que sabrá aportar un pequeño grano en la vida de los demás. 

     No volveré a cometer el mismo error que en tiempos pasados. No volveré a actuar como ya en su momento hice. Todas las experiencias nos vienen por algo, y es cuando todo vuelve a su cauce cuando verdaderamente nos damos cuenta de cómo ser y cómo saber aprovechar lo que el destino nos pone delante de nuestros ojos. Tan sólo espero que esas sorpresas comiencen a surtir efecto a partir de ahora.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

miércoles, 5 de junio de 2013

¿Por qué esconderse?

Todos, tarde o temprano, hemos experimentado cualquier situación o sensación que creemos que es negativa o que nos repercutirán negativamente. Esas situaciones experimentadas nos hacen darnos cuenta de cómo debemos comportarnos, de cómo debemos pensar, y de cómo debemos tratar a los demás. Entradas atrás de este blog comenté que tras esas experiencias tendemos a escondernos tras una barrera que hace que los demás no nos vean como realmente somos, o directamente intentamos sobrellevar una situación que, aunque sepamos que no es la adecuada, la desempeñamos de alguna forma debido a dicha acción. Pero,¿qué es lo que tiene de especial? ¿Qué intentamos conseguir demostrando quienes realmente no somos? 

     El miedo nos apodera, un miedo de volver a caer, un miedo de volver a perder, un miedo de ser tratado como fuimos en el pasado. Aunque duela, sabes que ese pasado siempre repercutirá, ese pasado se volverá a repetir aunque no de la misma forma. Te volverás a sentir mal, te sentirás cojo, te sentirás solo ante tus nuevas dificultades, ante tus nuevos cambios y ante tu nueva vida. Antes que nada debemos saber quienes somos, lo que queremos, lo que representamos y lo que podemos aportar. Da igual lo que haya ocurrido, da igual la desconfianza, da igual el desengaño. Ahora mismo eres tú solo, ante tus problemas. Debes ser quien lleve el remo de tus acciones, de que nadie ni nada te acompleje y te haga desconfiar. Debe no importante lo que se te diga, lo que le pueda molestar a los demás o lo que a los demás no les gusta ver. Eres tú contigo mismo. Eres tú ante tu realidad, tú ante tu vida. 

     ¿Por qué escondernos tras alguien que no somos? ¿Por qué esconder nuestros actos? ¿Por qué esconder lo que queremos hacer? Si necesitas luchar, hazlo. Si necesitas que desaparezca, hazlo. Dan igual las palabras, dan igual los gestos, dan igual lo que ocurrió. Todo ello quedó atrás, y por mucho que uno se frustre, no existe solución por mucho que la busquemos. Seguir adelante, mirar al frente, saber lo que queremos. Una vez sabido todo eso, ¿por qué esconderse?

Se despide con pequeño anhelo,

Freinett

lunes, 3 de junio de 2013

Entre espinas y aguijones

Es de noche, apenas ves tras esos pasadizos. Tan sólo la luz de la Luna te va iluminando para saber donde estás. Tú en contra de la naturaleza, tú en contra de tu destino. Luchas por conseguir desprenderte de ese sitio, pero te cuesta salir. Un pasillo da lugar a otro, y éste otro a otro a su vez. Es un ciclo que nunca termina. Comienza a faltar el aire, estás asustado. Por mucho que corras, por mucho que andes no ves solución de salida. Indagas en un callejón, pero desafortunadamente no tiene salida. Aún dándote la vuelta te ves envuelto entre cuatro paredes de hojarascas, árboles y arbustos. Ves que desde las yemas axilares de dichas hojas comienzan a brotar espinas y aguijones. Espinas que deberás afrontar por ti mismo si quieres salir de allí y encontrarte con tu siguiente destino. Aguijones que sabrás se te clavarán produciéndote un dolor que tardará un tiempo en curarse.

     Luchas en su contra, te das cuenta que tus brazos y tus dedos tienen arañazos acompañados de gotas de sangre que salen y brotan contra el suelo. Un calor estremecedor comienza en tu frente. Te tocas y te ves los dedos más rojos. Ese dolor es el precio que has de pagar para poder escapar de allí. Sales corriendo, dándote igual los brotes que vayan apareciendo. Sales desesperado, aguantando el dolor, no importando la sangre que pierdas. Lo único que te interesa es escapar. Escapar de esas espinas y de esos aguijones. Comienzas a ver una luz al final. Corres y corres pero al llegar notas que de nuevo te vuelves a encontrar entre esas cuatro paredes de hojarascas, árboles y arbustos del que tanto anhelabas salir.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett


sábado, 1 de junio de 2013

Roces

Me siento justo en frente. La observo detenidamente, veo su cuerpo desnudo, observo su forma irracional y sin proporción continua. Dentro de esa irracionalidad, se encuentra su belleza. Belleza externa que hace que mi mente tan solo piense en ella; belleza interna que hace que mi cuerpo se estremezca con tan solo escucharla. Me quedo quieto, observando minuciosamente para saber cuándo y de qué manera tocarla. Posiciono mis dedos sobre ellas. Textura suave que facilita el roce sobre ella, textura que hace que de nuevo vuelva a acariciarla. Mis dedos se colocan de nuevo y es en ese momento cuando cierro los ojos para que ella dicte como he de rozarla.

     Respiro profundamente y comienzo a deslizar. Distintas ondulaciones hacen que mis dedos vayan de abajo a arriba, de derecha a izquierda. Imperfecciones que se detectan con dicha acaricia, imperfecciones que hacen  diferente su cuerpo. Una vez que mis dedos recorren su cuerpo, ya es hora de dar un paso posterior. Un paso que lo determina mi inspiración, mi congojo y mis ganas de seguir rozando. Mis dedos deslizan hasta tocar aire. De repente, un sonido sale al exterior. Sonido que tras otro deslizamiento se mezcla con otro tono. Tono determinado por mi mente y por su belleza. Sobre ella pongo mi otra mano, esta vez para poder disfrutar y saber que es lo que estoy tocando. Deslizo de nuevo los dedos hasta el final y sonidos continuos comienzan a emular una composición, una composición que nota tras nota forman un sentimiento, un mensaje, un cobijo. No existe final, tan solo principio y continuación. Su cuerpo es el que hace dicha belleza, su cuerpo es el que me determina el seguir tocándola. Tan sólo nosotros dos sabemos cuándo será el final de aquellos pequeños roces.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

miércoles, 29 de mayo de 2013

Pierna izquierda delante, la derecha atrás

Comienzas levantando la pierna izquierda un paso adelante mientras mantienes la pierna derecha hacia atrás. Continuamente, y poco a poco, vas levantando la pierna derecha para dejar la izquierda atrás. Así una y otra vez hasta llegar a tu destino. En el camino puedes encontrarte con dificultades, tienes que pensar y concentrarte en el modo correcto sobre el paso que vas a dar. Pensar en que si la cuerda está bien tendida puedes dar el paso sin complicaciones, pero si a la cuerda le cuesta soportar tu peso has de saber cómo levantar dicha pierna para dejar la otra atrás. La posición de las manos es importante, ya que será el que dicte el equilibrio existente entre la cuerda y tu peso. El cómo actuar ante dichos pasos para llegar a donde quieres ir, la paciencia existente para poder conseguirlo.

     Cada paso ha de ser mínimamente calculado, pensando siempre en el final. Pensar en la sensación que tendrás al final de tu camino, en la relajación que sentirás cuando todo haya terminado. Una vez allí, tan solo tú te darás cuenta de lo que has conseguido durante todo el recorrido. Satisfacción de saber que cada paso que has dado no ha sido en vano, que aunque hayas dejado cosas atrás sin terminar, existen otras que llegarán a su fin. Por el camino has ido aprendiendo a mantener el equilibrio, a no desviarte para no caer al vacío. Una vez que la pierna izquierda esté delante y la derecha atrás será cuando puedas asentarte en tierra firme y saber que todo ese camino difícil terminó consiguiendo poder encontrar lo que realmente deseas.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

Hoy

Una mezcla de sentimientos invaden mi cuerpo y mi mente. No paro de pensar en lo que ocurrirá a partir de hoy. En lo que será, en el comportamiento, en cómo reaccionaré ante tal visión y en cómo reaccionará. Mi última posibilidad, mi último cartucho. Ya no podré hacer más nada, tan sólo esperar. Sé que nunca se ha de confiar, pero siempre queda una mínima esperanza de conseguir lo que uno realmente quiere. Un dolor en el estómago es lo que siento desde que mis ojos abrieron y mi habitación me dio los buenos días. No paro de un sitio a otro, intentar entretenerme. Deseo que el tiempo pase rápido, que todo ocurra. Espero que las consecuencias no sean más negativas de lo que ya son.

     He de ser valiente, echarle narices al asunto. Se lo que es bueno para mí, lo que ahora mismo me hace feliz. Tan sólo tengo que luchar por ello. Luchar por sentir, luchar por seguir adelante, luchar por los recuerdos y luchar por la felicidad. Ante todo lo malo, uno ha de ponerle una cara sonriente a todos los baches. Pero si uno no actúa, esa sonrisa nunca podrá proclamarse ganadora en nuestro interior. ¿Qué he de perder más de lo que ya perdí? Como si de un niño chico, no paro de andar, de observar el ambiente intentando buscar una señal para hacer bien las cosas y lo que pretendo. Hoy no puedo demostrar más, tan sólo hoy me queda una esperanza. Una esperanza que, espero, no volver a malgastar.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

lunes, 27 de mayo de 2013

De "Yellowmono" a "De la Clase a la Cuenta"

"De la Clase a la Cuenta", una actividad promovida por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla dirigidos a aquellos alumnos del grado en Publicidad y RRPP para que puedan aplicar todos sus conocimientos adquiridos durante todos esos años académicos en el día a día. Esta actividad consiste en la creación, por un grupo de alumnos, de una agencia de publicidad dirigida especialmente a la "cuenta", es decir, cuyo primer cliente será una empresa seleccionada. Este año, dicha empresa es "Cruzcampo". 

     Dentro de poco se retransmitirá la gala (miércoles 29 de Mayo) de las presentaciones de las candidaturas para que el jurado pueda elegir a la mejor agencia de este año. El jurado está compuesto por Luis Bassat (presidente), Pepino García y Josep M. Mir. De entre todas las agencias presentadas, os presento a "Yellowmono", una agencia que desde un principio le ha dedicado tiempo y esfuerzo en su trabajo. Yellowmono, aparte de colaborar con Cruzcampo, ha querido colaborar con la asociación "Payasos Sin Fronteras", realizando un spot que puedes encontrar en su web oficial: www.yellowmono.com.

     Con toda sinceridad, quiero agradecer a la agencia por el aprendizaje, el esfuerzo recalcado y darles la enhorabuena por todo lo que han hecho. Felicitar al Dpto. Arte, Dpto. Creatividad, Producción y Dpto. Estrategia. Sin ustedes, Yellowmono no existiría y por personas como ustedes, dicha iniciativa de aprendizaje y maduración no sería posible.

Mucho ánimo y suerte.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

sábado, 25 de mayo de 2013

Noches sin dormir

Noches frente al ordenador. Sin poder dormir, intentando terminar todo lo que se está haciendo en el menor tiempo posible. Pasan los minutos, las horas, pero nunca acaba. Reunión tras reunión mandan trabajo para hacer en casa. Trabajo que no puedes abarcar durante todo el día. Trabajo que se ha de realizar de madrugada. Sin poder descansar. No puede haber un minuto de desconcentración porque algo puede salir mal. Tu trabajo es fundamental para que dicho proyecto pueda seguir adelante. Sin tu ayuda no sería posible. Deseas que todo acabe, que no haya más noches de insomnio, necesitas aparcar un poco el ordenador y el diseño. 

     No puedes pensar, echar de menos, saber qué es lo que necesitas. Todo el trabajo que ahora realizas se verá positivo. Ya queda poco. El último estirón para que todo termine y puedas hacer tus cosas con tranquilidad, sin agobios ni tapujos. Confío en ti. Confío en que todo va a salir bien, en que podrás dormir dentro de poco. En que podrás meditar y recapacitar sobre tu vida. Tan sólo unos días y todo acabará, toda pesadilla comenzará a desvanecerse tras un sueño profundo en el que recuperarás aquellas horas perdidas. ¡Ánimo! Confío en que poco a poco podrás establecerte y salir de ese agujero que ahora tanto te atrapa. Estaré aquí. Confía en mi y sabré dar lo que realmente anhelas. 

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

jueves, 23 de mayo de 2013

Vacío

Paso todos los días por el mismo lugar. Mañana y noche. Donde ese sitio antes estaba ocupado, esperándome salir, ahora está vacío. Nadie se sienta ahí. Nadie tiene esa paciencia de espera tras terminar de limpiar o tras una reunión. En ese sitio ya no te sientas. Todos los días observo, con la esperanza de que te encuentres como en el pasado, pero la figura que tanto ansiaba ver ya no está. Todo el mundo camina, la observa, pero nadie se percata de que ahí existen recuerdos. Recuerdos bellos que tras un hola venía un beso y un abrazo. Recuerdos en los que me preguntabas qué tal el día, me preguntabas lo cansado que me encontraba y me repetías una y otra vez que esa noche me cuidabas.

     Día tras día espero, día a día tengo la esperanza de que en ese lugar estés. Esperándome y dándome las buenas noches. Contándome todo lo que has hecho, el orgullo que tienes haciendo lo que haces. Día tras día observo, y con ansia, espero a que de nuevo, ese sitio esté ocupado.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

martes, 21 de mayo de 2013

Sinceridad

Tal y como expresó John Ruskin, "la verdad es la raíz de todas las virtudes", aunque a veces hay que tener cuidado con el grado de sinceridad con el que vayamos. Hay verdades que pueden ser positivas, que pueden afianzar, que pueden hacer confiar. Pero, sin embargo, hay verdades que duelen, verdades que se vuelven en tu contra. La sinceridad implica confianza, afianzar una relación que poco a poco va a más. 

     Por el contrario, la sinceridad puede separar. La sinceridad extrema ha de ser cortada de raíz e ir poco a poco. No por ser más sincero desde un principio significa que una relación se vaya a unificar. Todo lo contrario. Esa sinceridad puede agobiar, distorsionar los planes existentes. La sinceridad es una "virtud" que no todo el mundo tiene, sinceridad mínima a la que hay que ir muy despacio. Dos palabras, dos palabras que pueden hacer confiar pero a la vez doler: "Te quiero". Hay que saber cuándo decirlo, hay que saber cuando es de verdad.

     Es importante no confundir terminología, no confundir sinceridad con irrealidad. La sinceridad hay que demostrarla día a día, con acciones, con gestos, con miradas. Nunca hay que dejarse llevar por lo que creemos que en ese momento sentimos, y por consiguiente, verbalizamos lo que creemos que es más sincero. Hay que saber medir esa sinceridad, no darla totalmente desde un principio. Aunque las apariencias digan una cosa, siempre, en el fondo, seré todo lo contrario. Fui y seguiré siendo sincero, aunque esta vez, tendré que tener más cuidado. La sinceridad une, pero a la vez la sinceridad duele.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

lunes, 20 de mayo de 2013

When all is done, there is nothing to say

Cuando todo está hecho ya no hay más nada que decir. Dí todo lo posible de mí, por ser yo, por saber comportarme, por el ser el que era, pero todo fue en vano. No puedo decir más nada, tan sólo callar y dejar que el tiempo decida. No fui yo el que tomó esta decisión, no fui yo el que preferí estar así. Un mundo lleno de ideas invaden mi mente, un cúmulo de preguntas se responden con el paso del tiempo. Me evado en mí mismo, en mis ilusiones, en mis palabras, en mis reflexiones.

     No se qué ocurrirá. Me encuentro ante una incertidumbre, ante una cuesta en la que no consigo llegar hasta el final. Por cada paso que realizo vuelvo atrás porque mis pies no dan más de sí. Todo lo que hice ya fue en vano, todo lo que está hecho ya no es realidad. Ahora es imposible. Sensación amarga que invaden mis labios, gotas de agua rozándolos hasta caer al suelo y formar un ciclo que nunca acaba. Miradas que no tienen el mismo sentido, sonrisa forzada para ocultar la tristeza. 

     When all is done, there is nothing to say. If you are done with embarassing me. On your own you can go ahead. I tried to get higher in your love, but it was impossible. Everything I did turned in vain. Now the only possibility is to go on reflecting my unhabitual happines facing that I am not how I really am.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

domingo, 19 de mayo de 2013

Padre, hoy me confieso

Padre, hoy he de confesar mis pecados. Llevo tiempo callándolo. La echo de menos. Echo de menos sus palabras, sus caricias, su olor. Echo de menos que me de los buenos días. Echo de menos el contarle las cosas día a día, el desahogarme con esa persona. Echo de menos el quedar, el saber sobre su vida, sobre lo que está haciendo. Echo de menos saber lo ilusionada que está. 

     Echo de menos el roce, las caricias. Peco padre, peco por acordarme de aquellos momentos, de aquella sonrisa, de aquella gratitud que resplandecía cuando me presentaba con un regalo. Echo de menos coger su mano, darle un beso. Padre, peco porque me estoy olvidando de su cara, de sus labios, de su mirada y de su forma de hablar. Todos los días, cuando me despierto, pienso en qué es de esa persona. Peco por no poder haberla echo feliz en su momento. 

     Padre, hoy me confieso porque ya no estoy a su lado. Apoyando, aconsejando, haciendo sonreir a esa persona. Padre, hoy me confieso porque no resisto el callarme todo esto. 

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

sábado, 18 de mayo de 2013

Primera etapa

Vemos una luz al final del camino, una luz en la que escuchamos ruidos, sollozos y dolor. Una luz que al alcanzarla comenzará nuestra vida. Una vida de cuidados, de cariño y una vida en la que sentiremos que tan sólo existe una persona a la que hemos estado arraigados durante meses. Comenzamos a existir, comenzamos a vivir. Un mundo lleno de colores y de sonidos nos atrae. Un mundo lleno de sonrisas en la que nuestra única preocupación es descansar. 

     Comienzan nuestros primeros pasos, nuestras primeras palabras, nuestros primeros besos y nuestra primera educación. En ese momento somos el más pequeño, al que cuidan, al que abrazan, al que protegen y al que dicen cómo y dónde tenemos que hacer las cosas. Conocemos a personas nuevas en nuestro primer día de cole. Vamos corriendo a casa a enseñarle a mamá nuestras primeras palabras escritas y lo bien que estamos aprendiendo a leer.

     Un mundo sin preocupaciones, sin responsabilidades. Un mundo en el que tan sólo existo yo y en el que tan sólo quiero jugar. Juegos de niños que poco a poco se irán desvaneciendo con el paso del tiempo, pero que aún así nos dictará la persona que llegaremos a ser. Un mundo de juego, un mundo de inocencia, un mundo en el que sabré cuáles son mis apariencias. Comienza nuestra primera etapa, comienzan nuestras primeras vivencias.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

viernes, 17 de mayo de 2013

Accidente

Un día cualquiera, sin importar la hora, te dispones a comenzar un nuevo día. Un día que será el mismo que el anterior. Te despiertas, desayunas, te vistes, coges las llaves del coche y sales a la calle. Un sonido te hace recordar que de nuevo tienes que ir al trabajo y ver las mismas caras de siempre. Abres la puerta, arrancas y marchas en la misma dirección que todos los días. A los cinco minutos, te paras debido a un semáforo. En ese momento escuchas la radio para intentar evadirte, aunque sea por poco tiempo, de que tienes que volver.

     Un fuerte dolor penetra en tu cuello, tu mente no conecta con las extremidades de tu cuerpo. Intentas frenar, pero no te hace caso. Sientes que tus brazos no pueden controlar el volante, que tu cuerpo se echa hacia adelante. Escuchas ruido, cristales rotos, un fuerte golpe y duermes. 

     Tus ojos abren con dificultad, no distingues entre la realidad y el sueño. No distingues colores, ni tampoco personas, ni siquiera objetos. La primera pregunta que te haces se contesta con facilidad a los pocos segundos. Intentas mirarte pero tan sólo escuchas los latidos de tu corazón. Tus piernas no mueven, tu cuerpo no se entiende. En una mano sientes calor. Giras hacia ella y ves que no estás solo, que alguien te acaricia. Un bulto aparece sobre tu campo de visión y ahí está. Sonriéndote, dándote los buenos días de nuevo. 

     Sin poder decir nada, ves como una sonrisa indaga su rostro. Como su mirada desprende felicidad y admiración. De nuevo ves a esa persona a tu lado. De nuevo un calor externo sientes en tu cara. Un beso, un beso que después de todo, será el último para volver a soñar.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

jueves, 16 de mayo de 2013

Recuerdos sin importancia

Recuerdos que nos hacen pensar, recuerdos que nos hacen sentir, recuerdos que nos hacen llorar y recuerdos que nos hacen morir. Esas son las diferentes formas en la que lo podemos describir. Día a día intentas recuperar esos buenos momentos, esas risas, esa felicidad y a su vez intentamos proclamar nuevos recuerdos que nos hagan vivir, que nos hagan sonreir. 

     Pero cuando te sientes solo, comienzas a recordar que una vez fuiste feliz. Esos recuerdos ya no te sacan una sonrisa, ya no te hacen feliz, ya no te hacen vivir. Esos recuerdos te hacen anhelar, llorar, respirar profundamente y seguir adelante con dificultad. Acciones que realizaste en el pasado ahora se tornan en desprestigio, en arrepentimiento. Esos recuerdos, ahora, duelen.

     Recuerdos que poco a poco se curarán, recuerdos que tarde o temprano se irán y recuerdos que luego te volverán a hacer sonreir. Llegará un momento en que esos recuerdos te hagan ser la persona que serás, hará que tus actos estén influidos. Pero a día de hoy, esos recuerdos seguirán siendo sin importancia.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

miércoles, 15 de mayo de 2013

Escondido

Como si de un niño me tratase, escondido me encuentro para que nadie me vea. Años atrás, anhelábamos que nadie nos viese, y si nos pillaban, ya había otro compañero que nos salvaba para no ser cogidos por el buscador. Un juego de niños que, por cada año que pasa te vas dando cuenta que, aunque juego, no deja de ser realidad. Nos escondemos de quienes somos, de quienes queremos ser. Tememos a una represalia, a una mofa o a un rechazo.

     Tenemos miedo a que un sentimiento que nos indaga se vuelva a más, a poder compartir, a poder existir para alguien. A que esa persona se preocupe por nosotros, a que nos cuide y a poder ganar. Miedo al qué ocurrirá. Intentamos convencernos a nosotros mismos de que lo que estamos haciendo es por nuestro bien, pero nuestro alrededor se encuentra vacío. No se recibe ningún apoyo, ninguna compañía, ningún consejo. 

     Te encuentras en una soledad, tan sólo con tu vivo recuerdo que permanece ahí. Con tus ilusiones y tus ganas, intentas luchar por algo que crees que será positivo; pero que para los demás no. Tu mente recibe señales del exterior que hacen que tu corazón se ablande, se niegue a escuchar y ver la realidad de lo que ocurre. Te hallas en un extremo en el que son tus motivaciones las que te hacen seguir adelante, pero sin recibir nada a cambio. Es el momento de seguir, de no mirar atrás; de disfrutar, de vivir y de madurar.

     Por mucho que nos manipulen, por mucho que nuestras situaciones sean difíciles, por mucho que nos cueste seguir adelante, haz lo que creas conveniente. Lucha por ser quien quieres ser, lucha por ser feliz, lucha por esa persona. Tarde o temprano, esa lucha se verá recompensada y será ahí cuando terminará ese juego en el que tú serás quien salves a todos tus compañeros pero, precisamente, a ti primero.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett 

martes, 14 de mayo de 2013

#echalenarices

Un día despiertas, ya no puedes seguir viviendo en el pasado. En lo que ocurrió. Esos buenos recuerdos te van doliendo sabiendo que no se volverán a repetir. Es ahora cuando hay que afrontar esos momentos. Solo o con la ayuda de alguien, pero seguir adelante. Buscar una motivación interna que te haga recapacitar, pensar en todos esos días, en cómo mejorarlos por uno mismo y sobre todo buscar esa estabilidad que en su momento tuviste pero que ahora no puedes disfrutar.

     La vida puede ser igual de siempre como quieras, hay que saber cómo disfrutarla. Es por ello que apoyo a la campaña #echalenarices que la agencia publicitaria Yellowmono (más info: www.yellowmono.com) ha realizado para la asociación "Payasos Sin Fronteras". Una asociación sin ánimo de lucro cuyo único fin es hacer feliz, aunque sea por unas horas, que un niño con una enfermedad pueda tener una sonrisa, pueda tener una ilusión y una motivación para seguir adelante.

     Si quieres participar, lo único que tienes que hacer es hacerte una foto con una nariz de payaso y escribir en Twitter con el hashtag #echalenarices. Yo ya lo hice, por aquellos momentos en los que fue feliz, por una motivación necesaria para seguir adelante. Para saber disfrutar de mi presente y de mi futuro. 

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

lunes, 13 de mayo de 2013

Ya no estás

Me levanto por la mañana. Comienza mi día. Entro a trabajar, termino y vuelvo a casa. Nada más abrir los ojos salgo del mundo de los sueños y vuelvo a la realidad. A una realidad en la que recuerdo que me encuentro solo en mi cama. Ya no tengo tus caricias, ya no huelo ese olor que tanto me atraía, ya no siento tus besos que me daban los buenos días. Ya no eres la última cosa que veo por las noches y la primera por las mañanas.

     Ya vuelvo a la vida que tenía antes. Obtengo una rutina, una vida en la que ya no estás. Una vida en la que no te puedo hablar, en la que no se de ti, en la que no me preguntas cómo estoy y cómo me siento. Ya no recibo mensajes, no recibo llamadas, no recibo palabras. No tengo ese apoyo que antes obtenía. No recibo tus vistos buenos para la realización de un cambio en mi día a día. No me desahogo contigo cada vez que tengo un problema.

     Día a día he de acostumbrarme. Un dolor indaga mi pecho y me pide que lo expulse. Un dolor insaciable que tan sólo se desvanece cuando mis ojos cierran por la noche y comienza de nuevo mi vida ficticia, feliz, en la que veo lo que realmente quiero, lo que quiero sentir, y como quiero que sea. Día a día me despierto, y siento que ya no estás.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

domingo, 12 de mayo de 2013

Contigo hasta el final

Siempre se dice que todo lo bueno siempre acaba. Que toda felicidad se vuelve contra ti. Que todos los buenos momentos terminan para dejar paso a una soledad que has de soportar por uno mismo. Tras varios recuerdos de motivación, ayuda y felicidad acabaron. Todo lo que creíste que podía ser realidad se torna en vano. Uno debe de afrontar la verdad, la tristeza y la soledad en algún momento de nuestra vida. Ese momento llegó. 

     Como si de un cojo fuese, he de aferrarme a mí mismo, a mi actual situación y pensar tan sólo en mí. Tras varios días de reflexión, de lloro, de desesperación, he de saber qué es lo que realmente necesito. Hacer un parón por mi bien. Tras varios días de reflexión se dónde tengo que estar, cómo tengo que estar, y sentir ese dolor que tanto tiempo lleva en mi mente. Varias fases he de pasar, y todas ellas ya fueron cubiertas en muy poco tiempo. 

     Anoche fue cuando realmente vi la realidad. Eres feliz, una sonrisa indaga tu cara y tus pensamientos; pero precisamente dentro de esa felicidad yo no me encuentro. No he sido lo suficientemente necesario, no te he dado lo que realmente buscabas, lo que realmente necesitabas. Ahora he de saber lo que es necesario, lo que tengo que buscar y ser fuerte para saber dónde está mi meta.

     Tiempo de reflexión tras una agonía. Como si de un mono de investigación con peto amarillo me has hecho ver la vida de otra forma, de darme cuenta de quien soy en realidad. He aprendido a cómo comportarme, a cómo afrontar y a cómo pensar en mí. A estar orgulloso de mí. Tan sólo espero que sigas igual, que no cambies, que sigas aportando y que seas feliz.

     Aunque desde la distancia, aún así, me cuesta olvidar aquellos momentos, aquellos cambios que has proporcionado y que me has sabido transmitir. Eres un ejemplo de orgullo, satisfacción y felicidad, y es por ello por lo que he de decirte, que aunque en el mismo lugar, siempre estaré contigo hasta el final.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

sábado, 11 de mayo de 2013

La rutina

Cuando los días pasan, te acostumbras a una rutina que es difícil de romper. Te acostumbras a tu vida diaria, y a introducir a esa persona que tanto te importa. Poco a poco, das los buenos días, las buenas tardes y las buenas noches. Es con la primera persona que despiertas y a la última persona a la que le dices adiós. Vas conociendo todo lo relacionado con su día a día, y aún así no te molesta, ya que tú, poco a poco, perteneces a ella.

     Te acostumbras a sus roces, a sus besos, a sus abrazos, a quedar con esa persona y a hacer cosas juntos que en ningún momento pensabas que podrías hacer. Un día te levantas y comienzas a tener problemas. La primera persona en la que piensas para desahogarte es en ella. Te acepta tal y como eres, y tras una larga conversación, también la ayudas sin obtener nada a cambio. No pides tiempo, ni buenos momentos, tan sólo solicitas su confianza; que te cuente su pasado, sus recuerdos y pides nuevos buenos recuerdos en los que guardar en un disco duro.

     Para agradecer todo lo que hace, el mayor símbolo de unión es una rosa. Rosa roja que complementa el color de su rostro una vez que se la das. Esa mirada de ilusión, de cariño, de felicidad que desprende es en aquel momento el mejor regalo que esa persona te puede devolver. Una rosa que representa una gran amistad, una cercanía. Esa rosa representa un gran cúmulo de agradecimientos que son complicadas de representar verbalmente, y que al ser regalada no es necesario la representación por palabras; sino por gestos, hechos, miradas... 

     No necesitas que esa rosa sea devuelta, sino que no se marchite. Que siga a tu lado, y que cada vez que la mire expuesta en su habitación vea tu rostro reflejada en él. Rostro en el que sabes que le sacará una leve sonrisa de complicidad, una leve sonrisa de felicidad y una leve sonrisa de orgullo hacía ti.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

viernes, 10 de mayo de 2013

Sentimientos (II)

Tras esa noche deseada, nuevos momentos comienzan a florecer. Por tu mente surgen demasiadas ideas, absurdas a veces, pero siempre intentas disfrutar. Comienzan los agobios, el qué ocurrirá, el qué puede pasar, cómo me puedo encontrar. Cuando estás alejado de esa persona, no sabes cómo sentirte, necesitas ayuda. Ayuda que recibes por parte de tus más cercanos. El mejor consejo que te dan es que te dejes llevar, pero tu mente, tu barrera no te lo permite; y de vez en cuando florece aquella persona que has estado escondiendo durante todos estos años.

     Por el contrario, cuando hablas con esa persona, cuando te va aceptando tal y como eres, y lo mejor de todo, cuando hace el amago de querer y demostrarte que está a tu lado, te sientes la persona más afortunada; todos los problemas son tonterías a su lado. Vuelves a mirar su cara, sus gestos, el cómo habla y el cómo te va contando todas sus experiencias a lo largo de su vida. Agradeces su sinceridad, y tú le vas confiando la tuya. Inconscientemente te das cuenta que esa barrera se está rompiendo, que eres tú de verdad, que puedes volver a confiar; que ya no te sentirás mal, y lo mejor de todo, te sientes arropado por una persona maravillosa que sabes que te va a hacer feliz.

   Coges su mano, ese olor que degustaste esa misma noche vuelve a ti. Esa atracción va incrementando, el querer besar a esa persona, sentir su cuerpo, sentir que está a tu lado. De nuevo, crees que la vida te ha dado una segunda oportunidad para ser feliz. Y lo mejor que uno puede hacer es dejarse llevar. Dejarse llevar por esas situaciones, por esos recuerdos, por esos momentos, por esa compañía y por ese apoyo incondicional que se está recibiendo en aquel momento. Poco a poco vas descubriendo que algo florece, que de nuevo puedes estar en una nube cuando te acercas a esa persona. Te das cuenta que la persona que has estado siendo durante todo este tiempo va desapareciendo para dejar asomar aquel niño que siempre anhelaba una acaricia.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

jueves, 9 de mayo de 2013

Sentimientos (I)

Tras una larga temporada te prometes a ti mismo como no comportarte. Promesas que intentas cumplir. Un día te levantas y piensas: Algo va a ocurrir. Algo que distorsionará tus planes, que te hará saber que todo el tiempo que llevas prometiéndote cosas acabará. Un día despiertas sabiendo que algo nuevo entrará en tu vida,  y que por mucho que lo desees, no podrás controlar.

     Miradas inconscientes, deseos... Acaricias que hacen estremecer tu cuerpo. Un olor que sabes que nunca olvidarás, y que poco a poco te va atrayendo hasta la meta que llevas todo el día deseando obtener. Te encuentras a su lado, echado, sin ningún motivo y sin saber qué decir. Intentas dormir, pero los nervios no te lo permiten. De repente, te das cuenta que te cuesta respirar por culpa de esos nervios y te vas notando que no consigues nada si no arriesgas con algo que quieres.

     Poco a poco te vas acercando, pero hace amagos de retirada, por lo que post-pones tu deseo. Te sigue faltando la respiración y distintos pensamientos comienzan a indagar sobre tu mente. Quieres controlarte, pero tu cuerpo no reacciona; quieres cada vez oler más, sentir más y prolongar dicho premio. Roces con congojos que hacen finalmente que ese deseo se convierta en realidad.

     Primer acercamiento, primeros roces. Sus labios suaves, carnosos rozan los tuyos y te sientes el más afortunado en aquel momento. Tus sentimientos comienzan a florecer, tus sentimientos te dictan cómo tienes que ser y cómo tienes que comportarte. Tu mente ya no quiere más barreras, tan sólo quiere que te dejes llevar...

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

miércoles, 8 de mayo de 2013

Siguiente paso

Tras haber experimentado ciertas situaciones, una persona se replantea muchas cosas. Esas barreras que uno se ha impuesto ante los demás están influyendo mucho más en la vida diaria. Cierto desconcierto ronda por la mente de uno, sin saber tomar un rumbo fijo. Dichas barreras nos hacen resguardarnos tras una capa, y a su vez, tras algo que descubrimos como nuevo. 

     Una simple calada nos hace relajarnos, nos hace sentirnos en un mundo completamente nuevo. Un mundo sin complicaciones, un mundo en el que vemos los problemas como algo gracioso y creemos que podemos seguir adelante así. Dicha calada se convierte en una rutina, y así, queremos seguir experimentando cosas para olvidar un problema que nunca se irá; pero que durante en un cierto período de tiempo se nos olvida.

     Una experiencia más, nariz entaponada. Cuesta respirar al principio, pero tras unos segundos nos encontramos mejor. Vemos la vida de otra forma. Boca adormecida, mente dispuesta a crear nuevas imágenes, palabras sin sentido que salen por la boca y que no podemos retenerlas ahí. Amigables, una fuente de inspiración para sentirnos compenetrados con los demás. Conocer, una sensación que sin ella no podemos realizar. 

     Pero tarde o temprano, sabemos que ese mundo no es el adecuado, que no podemos estancarnos en ese sitio, con esas personas y en ese lugar. Es por ello que debemos realizar el siguiente paso...

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

martes, 7 de mayo de 2013

Barreras sin sentido

Personas que van por la calle con o sin un rumbo definido. Personas que, a simple vista, parecen felices, sin ninguna complicación en sus más apreciadas vidas. Pero pongámonos a pensar realmente en si esa situación es correcta o errónea. Son muchos los síntomas que podemos diagnosticar para saber si un transeúnte sufre o si es feliz. 

     Diariamente vemos a cientos de personas caminando por las calles, pero incluso sus andares dicen mucho de ellos. Si alguien va tranquilamente por la calle, mirando escaparates, con la mirada perdida y sin mutarse en lo que realmente está haciendo, podemos intuir que aquella persona está sufriendo por cualquier situación que en su vida le haya ocurrido o por alguna señal que haya percatado. 

     Esos síntomas y/o señales son las que nos hacen darnos cuenta de que algo nos está ocurriendo. Es, en ese momento, cuando nos guardamos bajo una barrera en la que no dejamos que se nos muestre quienes realmente somos, cómo realmente nos comportamos, y sobre todo, cómo realmente queremos. Son distintas las razones que hacen que nos sintamos así: situaciones familiares, fallecimiento de alguien cercano y, finalmente, el desengaño que sentimos tras la separación de alguien que creíamos querer. 

     La primera sensación que sentimos cuando esa barrera inconsciente se crea es el odio a uno mismo, el odio a la vida y el odio a la realidad. No dejamos que nadie nos vea tal y como somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes, ya que creemos que al haber fallado o al haber perdido no volveremos a ganar de nuevo. Es cuando nos sentimos más perceptivos, más duros con los demás, y por consiguiente, nos da igual hacer daño a alguien ya que nos lo hicieron a nosotros tiempo atrás. Una barrera que, tarde o temprano, nos hace daño. Un daño que, aunque parezca que no, se puede reparar; pero al sentirnos tan retraídos no nos damos cuenta de lo que realmente nos está ocurriendo. Una barrera que hace odiarnos con el paso del tiempo y que, finalmente, nos sentimos arrepentidos de haberlas tenido.

     Dicha barrera son las que nos hace ser la persona que realmente somos ahora mismo. Hasta que, realmente, alguien nos hace ver la verdad de lo que es la vida...

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

lunes, 6 de mayo de 2013

El saber cuándo parar

¡Buenas a todos! De nuevo vuelvo a escribir, y esta vez sobre cómo saber cuando parar una situación. Muchas veces tenemos la necesidad de cambiar, de modificar una parte de nuestra vida para nuestro mejor beneficio. Otras veces queremos tener esa necesidad de cambiar nuestros hábitos porque así se nos requiere, tanto a nivel personal como a nivel laboral. A veces, aunque sepas que puedes servir para algo, te das cuenta que no puedes continuar con una situación que te está afectando personalmente; y es, por ello, que las personas cambien de ciudad, país, trabajo, carrera, etc...

     Desde un principio es mejor tener las cosas claras, saber para qué sirves y para qué no. Pero más importante es saber para qué existes, cuál es tu meta, y lo más importante, hacer todo lo posible para encontrar esa felicidad que tanto uno anhela. A veces, esa felicidad se encuentra en un ambiente, o se puede encontrar en tu vida laboral, o directamente esa felicidad se encuentra conociendo a la persona que es idónea y que, día a día, se gana a "pulso" el que seas feliz.

     Son cosas que uno ha de pensar, ingerir, aceptar y actuar. Actuaciones que nos hacen ser quienes realmente somos. No podemos dejar que la codicia o el miedo se apoderen de nuestros pensamientos. Muchas veces la vida (en términos generales) te enseña que no todo es tan fácil, que no todo se basa en tener a "mamá" a tu lado mientras te va guiando sobre el camino correcto como cuando uno es pequeño. Debemos de encontrar ese sitio, esa meta, esa finalidad a la que estamos predestinados en esta vida para encontrar esa felicidad.

     El mejor consejo que uno aquí presente puede ofrecer es que os comportéis tal y como realmente sois, que actuéis tal y como uno se sienta, y lo más importante, que esas actuaciones repercutan positivamente a uno mismo en su vida diaria. Si tienes que cambiar de trabajo, y tienes la necesidad de ello, ¡hazlo! Si encuentras a esa persona que sabes que te puede hacer feliz, ¡arriésgate! Duele más el saber qué hubiese pasado que lo que realmente pasó. 

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

domingo, 5 de mayo de 2013

El saber aprovechar

En estos momentos es cuando una persona se replantea ciertas cosas sobre qué hacer y cómo hacerlo. Nunca se es experto en algo hasta que uno no se encamina a ello. Pero muchas veces es mejor olvidar, callar y seguir hacia adelante. ¿Qué es lo que pretendo con esta entrada? 

     Agradecer. Agradecer a aquellas personas que realmente han estado y que están ahí. Por mucho que a uno le den consejos, nunca se adquieren hasta que uno pierde algo valioso. Algo que representaba y que hasta el momento no te das cuenta. Es difícil escuchar, pero mucho más actuar. ¿Qué es lo representa Sevilla? Sevilla no tiene un color especial, tiene una gran gama de colores que perfectamente pueden ser medibles tras un espectofotómetro obteniendo, por consiguiente, distintos valores namométricos a la vez. En Sevilla he aprendido y estoy aprendiendo. He conocido a gente que no sabía el valor existente en aquel momento, y todo lo que se me podía aportar; aún así sabiendo que podrían haber seguido aportando y que podría haber sido/es/seguirá siendo una aportación positiva (o negativa, según también como se mire). Todas estas aportaciones a distintos niveles son las que te hacen adquirir experiencia, experiencia a cómo saber actuar, experiencia a cómo saber trabajar. 

     Nunca imaginé que llegaría hasta tal punto de pensar de modo distinto sobre los valores que el destino nos presenta. Pero esos valores hay que saber aprovecharlos, pensando en sus pros y sus contras. Hay que saber cuando en una balanza las posicionamos, qué es lo que más pesa; y una vez hecho balance, saber actuar por propios méritos. En Sevilla he aprendido a dejar llevarme por mis propios méritos, aunque a veces han resultado en vano; pero aún así no se deja de experimentar y seguir aprendiendo. Siempre se necesita que algo te de un toque de atención en tu comportamiento o en tu forma de pensar, para así poder cambiarlo y darte cuenta rápidamente de que algo no está en buen camino. Con esta entrada, lo único que pretendo es agradecer(te). "De perdidos al río", una vez perdido lo único que se puede hacer es intentar ganar en otros aspectos.