Haciendo balance de todo lo experimentado en estos últimos años, me doy cuenta de cómo cambia una persona, de cómo intenta solucionar los problemas existentes y de cómo piensas en un futuro en el que acabará siendo totalmente lo contrario. Desde chico mi ilusión siempre fue despedirme de mi tierra natal para irme a una ciudad más grande a estudiar mi carrera. Una vez conseguido, mi siguiente meta era terminarla para así poder completar mi formación de postgrado. De nuevo, lo conseguí. Pero fue en ese mismo instante cuando mi vida y mis pensamientos se tornaron a una realidad totalmente diferente.
Siempre quise realizar mi tesis, terminarla, doctorarme y poder seguir adelante. Pero todo eso concluyó. Volví a estudiar, pero debido a la realidad, tienes que girar todo lo cosechado para poder continuar. ¿Inmadurez? ¿Madurez? No lo se con certeza. Hace años tenía las cosas claras sobre mi futuro, y a día de hoy ese futuro se encuentra difuso. Sin un camino firme y con ningún sentido. ¿Dónde me encontraré? ¿Qué haré? ¿Será lo que de verdad quiero? Son preguntas que día tras día rondan en mi mente. Preguntas sin respuestas que por mucho que me ayuden, no existe contestación alguna. Antes me era mucho más fácil, tenía un apoyo, un hombro donde fiarme. Ahora es cuando he de apoyarme en mí mismo.
Te frustras sabiendo que lo que ahora mismo estás haciendo no te gusta. ¿Existe la posibilidad de un cambio? ¿Piensas que ese cambio sería positivo? ¿Cuánto tiempo ha de pasar para sentir estabilidad y tranquilidad en mi vida? Preguntas que me hacen reflexionar y que no me dejan descansar tranquilamente. Me levanto todas las noches sobresaltado, con los ojos llenos de lágrimas intentando gritar al mundo que pare, que cese dicha frustración y deseando que todo vuelva a su normalidad. Normalidad que a día de hoy desconozco. Un término incoloro en mi realidad. No veo dicha meta, no veo el momento en el que pueda estar tranquilo, haciendo lo que realmente quiero y teniendo lo que deseo.
Lo único que se es que todavía me quedan más noches de sobresaltos, lágrimas y gritos. Noches de frustración que espero, con el tiempo, cese para poder sentirme como quiero y, por consiguiente, conseguir que una sonrisa verdadera se refleje en mi rostro durante el resto de mis días.
Se despide con un pequeño anhelo,
Freinett
No hay comentarios:
Publicar un comentario