Tras esa noche deseada, nuevos momentos comienzan a florecer. Por tu mente surgen demasiadas ideas, absurdas a veces, pero siempre intentas disfrutar. Comienzan los agobios, el qué ocurrirá, el qué puede pasar, cómo me puedo encontrar. Cuando estás alejado de esa persona, no sabes cómo sentirte, necesitas ayuda. Ayuda que recibes por parte de tus más cercanos. El mejor consejo que te dan es que te dejes llevar, pero tu mente, tu barrera no te lo permite; y de vez en cuando florece aquella persona que has estado escondiendo durante todos estos años.
Por el contrario, cuando hablas con esa persona, cuando te va aceptando tal y como eres, y lo mejor de todo, cuando hace el amago de querer y demostrarte que está a tu lado, te sientes la persona más afortunada; todos los problemas son tonterías a su lado. Vuelves a mirar su cara, sus gestos, el cómo habla y el cómo te va contando todas sus experiencias a lo largo de su vida. Agradeces su sinceridad, y tú le vas confiando la tuya. Inconscientemente te das cuenta que esa barrera se está rompiendo, que eres tú de verdad, que puedes volver a confiar; que ya no te sentirás mal, y lo mejor de todo, te sientes arropado por una persona maravillosa que sabes que te va a hacer feliz.
Coges su mano, ese olor que degustaste esa misma noche vuelve a ti. Esa atracción va incrementando, el querer besar a esa persona, sentir su cuerpo, sentir que está a tu lado. De nuevo, crees que la vida te ha dado una segunda oportunidad para ser feliz. Y lo mejor que uno puede hacer es dejarse llevar. Dejarse llevar por esas situaciones, por esos recuerdos, por esos momentos, por esa compañía y por ese apoyo incondicional que se está recibiendo en aquel momento. Poco a poco vas descubriendo que algo florece, que de nuevo puedes estar en una nube cuando te acercas a esa persona. Te das cuenta que la persona que has estado siendo durante todo este tiempo va desapareciendo para dejar asomar aquel niño que siempre anhelaba una acaricia.
Se despide con un pequeño anhelo,
Freinett
Voy a sonrojarme como sigues contando nuestros momentos con esa refinada prosa andaluza
ResponderEliminar