miércoles, 17 de julio de 2013

Vivir, morir

Ante situaciones que se te presentan, muchas veces no sabes cómo reaccionar. Saber qué es lo mejor para ti pero a la vez también qué es mejor para los demás. Encontrarte tras una realidad en la que ves cómo tus días pasan sin que ocurra nada. Haces siempre lo mismo, los mismos gestos, las mismas palabras de todos los días. Esperas a que algo te suceda, algo que cambie tu rutina y que se adapte a tu nueva realidad. Fantasmas del pasado que recorren tu mente, pasando por tus ojos y terminando en tu corazón. Fantasmas que vuelven para hacerte recordar todo el pasado, todo lo que aprendiste y recordándote que aún te queda por vivir nuevas experiencias. Muchas veces si dejar que ese coraje interno siga viviendo en ti o matarla para no tener que recordar más.

     Experiencias vividas y experiencias del presente que hacen que no tengas más remedio que adaptarte a ellas. Llega un momento en el que te encuentras ante una situación pasiva, en la que ya no actúas, en la que ya no das más por tu parte. Tan sólo recibes y acatas órdenes para así hacer que los demás sean felices y poder continuar con esos días de pasividad y pasotismo. No quieres que tu verdadero ego reluzca y salga para así poder afrontarlos, te sientes débil ante las nuevas situaciones y tan sólo aceptas todo lo que rodea a tu vida. Te sientes aferrado a una realidad que te ahoga y que te consume poco a poco. Lo tienes todo ante ti, pero al no darte cuenta, te hallas quieto sin poder moverte. Tu mente no reacciona, te frustras porque tu cuerpo no te hace caso. Intentas despertar de un sueño, desvanecer tus pensamientos ante situaciones que, por mucho que lo intentes, no llegas a adaptarte. Intentas tocar lo que te viene, pero tus manos no se mueven. Tus piernas no caminan y no hacen que tu cuerpo de un paso hacia adelante. 

     Frustración de no saber cómo moverte, de no saber cómo enviar la información hacia tus extremidades. Frustración interna en la que tu única meta es que dicho sueño acabe, y una vez finalizado será cuando podrás reaccionar, ir hacia adelante y decidir si acabar con esos fantasmas o dejarlos vivir.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

domingo, 23 de junio de 2013

¿Y si todo fuese diferente?

¿Qué ocurriría si nuestras vidas fueran totalmente diferentes a las que ahora mismo tenemos? Ahora mismo no me encontraría entre la espada y la pared, ahogado intentando sobrevivir a situaciones complicadas. Si todo fuese diferente la Luna representaría el día y el Sol la noche. El atardecer sería de madrugada y la madrugada sería el atardecer. El color de la Luna sería amarillo y el del Sol blanco. En vez de ir indagando en busca de nuestro bienestar, dicha tranquilidad vendría sin ningún problema. 

     Si todo fuese diferente, ahora mismo podría estar mirando unos ojos que irradian orgullo, unos ojos brillantes que harían que no parase de observarlos, intentando descifrar lo que se esconde en ellos. En ese momento recorrería todo su rostro terminando en sus labios entrecortados por una felicidad. Poder rozar mis dedos sobre sus brazos y sobre su cabello, mientras voy observando cómo, poco a poco, se va relajando y sintiendo más libre de ataduras y de presiones.

     Si todo fuese diferente, ahora mismo estaría tumbado sobre un césped oliendo la hierba mojada mientras los rayos del Sol se reflactan sobre mi rostro sintiendo su calor. La distancia sería algo pasajero y el trabajo algo secundario. Si todo fuese diferente, ¿se esbozaría realmente una sonrisa verdadera en mi rostro?

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

miércoles, 19 de junio de 2013

Tonterías por amor

Te encuentras ante una gran multitud de personas que acabas de conocer. Te sientes desconcertado, pero a la vez alegre porque estás pasando un buen rato entre copas y charlas amigables. Vas aprendiendo conocimientos, pensamientos y filosofías distintas entre dicha gente. Te adentras dentro de una multitud superior y comienzas a divertirte. Cuando ya es de madrugada, decides volver a casa.

     Es en ese momento cuando esa persona te para y te dice: "Haz algo por mí". Le miras desconcertado sin saber qué es lo que te va a pedir que hagas. Un cúmulo de pensamientos comienzan a indagar en tu mente, imaginándote cualquier cosa excepto la que en unos segundos vas a escuchar. Te paras y miras a sus ojos preguntándole que qué es lo que quiere. En cuanto menos te lo esperas, te ves subido a una máquina en la que sabes que lo vas a pasar mal. El vértigo te va a poder y tan sólo deseas que todo el recorrido acabe para poder retomar tierra firme. Te hallas sentado, intentando respirar profundamente para aliviar esos nervios que se encuentran en tu estómago y que te hace tener miedo. 

     De repente una calor externa sientes en tu mano derecha. Ahí es cuando miras y te das cuenta que esa persona te da la mano y te dice: "Todo irá bien. Estoy aquí. Te quiero". Piensas en que ha de llevar razón, de que estará ahí y de que lo que haces, por muy tontería que sea, lo haces por ella. La máquina comienza a moverse, vas escuchando gritos de emoción por todos los lados mientras tú cierras los ojos y deseas que todo acabe. Un cierto elevo sientes en tu cuerpo y te das cuenta de que estás visualizando toda una ciudad cargada de luces haciendo un recorrido uniforme. Emoción, vértigo, miedo a que todo se estropee. Tras tres minutos de luchar en contra de la gravedad en donde un mareo comienza a salir, ves que vas girando por tí mismo mientras que a su vez bajas y subes a una velocidad vertiginosa. 

     Todo termina. Pisas tierra firme. Sabes que nunca más harás tal cosa debido a tu temor y a tus emociones. Te bajas y es en ese momento cuando la miras y te dice: "Te quiero". Ahí sabes que, por muy tontería que sea, lo has hecho por amor.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

domingo, 16 de junio de 2013

Giro de 360 grados

Haciendo balance de todo lo experimentado en estos últimos años, me doy cuenta de cómo cambia una persona, de cómo intenta solucionar los problemas existentes y de cómo piensas en un futuro en el que acabará siendo totalmente lo contrario. Desde chico mi ilusión siempre fue despedirme de mi tierra natal para irme a una ciudad más grande a estudiar mi carrera. Una vez conseguido, mi siguiente meta era terminarla para así poder completar mi formación de postgrado. De nuevo, lo conseguí. Pero fue en ese mismo instante cuando mi vida y mis pensamientos se tornaron a una realidad totalmente diferente. 

     Siempre quise realizar mi tesis, terminarla, doctorarme y poder seguir adelante. Pero todo eso concluyó. Volví a estudiar, pero debido a la realidad, tienes que girar todo lo cosechado para poder continuar. ¿Inmadurez? ¿Madurez? No lo se con certeza. Hace años tenía las cosas claras sobre mi futuro, y a día de hoy ese futuro se encuentra difuso. Sin un camino firme y con ningún sentido. ¿Dónde me encontraré? ¿Qué haré? ¿Será lo que de verdad quiero? Son preguntas que día tras día rondan en mi mente. Preguntas sin respuestas que por mucho que me ayuden, no existe contestación alguna. Antes me era mucho más fácil, tenía un apoyo, un hombro donde fiarme. Ahora es cuando he de apoyarme en mí mismo. 

     Te frustras sabiendo que lo que ahora mismo estás haciendo no te gusta. ¿Existe la posibilidad de un cambio? ¿Piensas que ese cambio sería positivo? ¿Cuánto tiempo ha de pasar para sentir estabilidad y tranquilidad en mi vida? Preguntas que me hacen reflexionar y que no me dejan descansar tranquilamente. Me levanto todas las noches sobresaltado, con los ojos llenos de lágrimas intentando gritar al mundo que pare, que cese dicha frustración y deseando que todo vuelva a su normalidad. Normalidad que a día de hoy desconozco. Un término incoloro en mi realidad. No veo dicha meta, no veo el momento en el que pueda estar tranquilo, haciendo lo que realmente quiero y teniendo lo que deseo. 

     Lo único que se es que todavía me quedan más noches de sobresaltos, lágrimas y gritos. Noches de frustración que espero, con el tiempo, cese para poder sentirme como quiero y, por consiguiente, conseguir que una sonrisa verdadera se refleje en mi rostro durante el resto de mis días.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

miércoles, 12 de junio de 2013

Ignorancia plena

"Ojos que no ven, corazón que no siente" siempre ha sido un dicho que ha ido intercalándose en mi día a día. Muchas veces es mejor no conocer la verdad, se es mejor siendo ignorante que intentando ser el más listo y el que lo sabe todo sobre todo. En estos momentos es cuando aplico dicha ideología. Proceso de no saber, de ser ignorante, de no importarme lo que ocurra en un alrededor positivo o negativo. Un proceso de despreocupación y engaño que es preferible que sea reluciente antes que saber qué es lo que ocurre. Proceso en el que uno prefiere seguir "a lo suyo", sin mirar alrededor, sin importarle lo que le digan o lo que le esté ocurriendo. 

     Ego inconsciente que renace durante este tiempo. Ego que hace sentir a aquella persona viva y con ilusión. Ego en el que tarde o temprano tendrá que desaparecer de nuevo, pero que a día de hoy, ego sigue y ego seguirá. A partir de ahora ya no importa lo que le importa, lo que le gusta, lo que le molesta ver o no ver. No sabes nada, no sabes sus pasos y sus pensamientos. Esa ignorancia es la que te hace renacer, esa ignorancia es la que te hace seguir adelante, no importándote lo que le pueda ocurrir o lo que le está pasando. 

     Sé que tarde o temprano todo ello desaparecerá, pero es mejor disfrutar el momento antes que pensar en lo que podrá ocurrir. Seguir sembrando semillas para ver los frutos maduros en su debido momento. Tener paciencia, pero sobre todo, seguir siendo como soy sin tener que modificar ni un pequeño porcentaje de mi personalidad. Ignorancia plena es la que ahora arraigo, ignorancia que me hace vivir e ignorancia que me hace no importar lo que te ocurra.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

lunes, 10 de junio de 2013

Es mejor así

Días de reflexión, días de descanso tras meses de desespero. Y, aunque parezca que no, poco a poco se va viendo una luz al final del túnel. Una luz que determina lo que ocurrirá. Es mejor así. Es mejor no saber, es mejor callar y es mejor no ver. Dejarnos un tiempo de recapacitar sobre nosotros, individualmente, como dos personas sin terceros, como dos personas con ámbitos distintos. Un tiempo en el que sabremos que ha sido provechoso, sin confusiones, sin desesperaciones y sin preocupaciones. Un mundo lleno de nuevos momentos para cada uno, y aún así, esos nuevos momentos no los compartiremos juntos. 

     Tú no entrabas en mis planes, yo tampoco en los tuyos. Es mejor seguir así. No dejaré de conocer, de tener ambiciones, de superarme a mí mismo cada día que pase. En estos planes seré tan solo yo. En tus planes serás solamente tú. Nunca se sabe lo que el destino nos aguarda, nunca se sabe si volveremos a decirnos un simple "hola", o si directamente no nos volveremos a ver. Compartimos una vida que ahora mismo no son compatibles. Vidas que no se ha sabido aprovechar y que a partir de ahora se sabrá como actuar. Tan sólo deseo que el destino me guarde sorpresas que me hagan ver que realmente soy una persona con afán de superación, persona que vale la pena y persona que sabrá aportar un pequeño grano en la vida de los demás. 

     No volveré a cometer el mismo error que en tiempos pasados. No volveré a actuar como ya en su momento hice. Todas las experiencias nos vienen por algo, y es cuando todo vuelve a su cauce cuando verdaderamente nos damos cuenta de cómo ser y cómo saber aprovechar lo que el destino nos pone delante de nuestros ojos. Tan sólo espero que esas sorpresas comiencen a surtir efecto a partir de ahora.

Se despide con un pequeño anhelo,

Freinett

miércoles, 5 de junio de 2013

¿Por qué esconderse?

Todos, tarde o temprano, hemos experimentado cualquier situación o sensación que creemos que es negativa o que nos repercutirán negativamente. Esas situaciones experimentadas nos hacen darnos cuenta de cómo debemos comportarnos, de cómo debemos pensar, y de cómo debemos tratar a los demás. Entradas atrás de este blog comenté que tras esas experiencias tendemos a escondernos tras una barrera que hace que los demás no nos vean como realmente somos, o directamente intentamos sobrellevar una situación que, aunque sepamos que no es la adecuada, la desempeñamos de alguna forma debido a dicha acción. Pero,¿qué es lo que tiene de especial? ¿Qué intentamos conseguir demostrando quienes realmente no somos? 

     El miedo nos apodera, un miedo de volver a caer, un miedo de volver a perder, un miedo de ser tratado como fuimos en el pasado. Aunque duela, sabes que ese pasado siempre repercutirá, ese pasado se volverá a repetir aunque no de la misma forma. Te volverás a sentir mal, te sentirás cojo, te sentirás solo ante tus nuevas dificultades, ante tus nuevos cambios y ante tu nueva vida. Antes que nada debemos saber quienes somos, lo que queremos, lo que representamos y lo que podemos aportar. Da igual lo que haya ocurrido, da igual la desconfianza, da igual el desengaño. Ahora mismo eres tú solo, ante tus problemas. Debes ser quien lleve el remo de tus acciones, de que nadie ni nada te acompleje y te haga desconfiar. Debe no importante lo que se te diga, lo que le pueda molestar a los demás o lo que a los demás no les gusta ver. Eres tú contigo mismo. Eres tú ante tu realidad, tú ante tu vida. 

     ¿Por qué escondernos tras alguien que no somos? ¿Por qué esconder nuestros actos? ¿Por qué esconder lo que queremos hacer? Si necesitas luchar, hazlo. Si necesitas que desaparezca, hazlo. Dan igual las palabras, dan igual los gestos, dan igual lo que ocurrió. Todo ello quedó atrás, y por mucho que uno se frustre, no existe solución por mucho que la busquemos. Seguir adelante, mirar al frente, saber lo que queremos. Una vez sabido todo eso, ¿por qué esconderse?

Se despide con pequeño anhelo,

Freinett